Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con Emilio Hernández, del Centro de Imaginación Oaxaca, uno de los participantes de Cocina CoLaboratorio. En nuestra plática surgieron temas como la participación colectiva, la gestión social del hábitat, el altruismo, el racismo, y muchos otros temas de índole social. Durante la charla mencionamos los distintos matices, luces y sombras alrededor de temas relacionados con el asistencialismo y la “ayuda” a las comunidades; lo contraproducente y violento que puede ser el actuar desde el privilegio y la verticalidad.
Dentro de los muchos saberes y cuestionamiento que compartimos, el objetivo de Cocina CoLaboratorio y cómo se busca la co-creación por medio de la participación de mujeres y hombres; cada una partiendo de su propia realidad, pero siempre con la misión de que nazca desde la comunidad, en este caso, de Loma Bonita, Chiapas.
El diseño participativo de Cocina CoLaboratorio
Las y los participantes son comunidades de agricultores y productores, académicos, creativos y chefs que intercambian conocimientos y prototipan acciones trans-disciplinarias de sistemas agro-alimentarios. Es un acto de reconexión entre realidades y disciplinas distintas que busca la co-creación. Un archivo de semillas, recetas, relatos, objetos y paisajes locales para un futuro más sostenible y justo. Se trata de reconectar con la cocina como espacio social de plática e intercambio y generación de ideas y acciones alrededor de la mesa.
Desde que se empezó el proyecto de Cocina CoLaboratorio, han surgido muchas preguntas que se han vuelto el motor de acción de este laboratorio transdisciplinario. Alguna de ellas son: ¿Cómo unimos el conocimiento científico con el conocimiento local? ¿Qué tipo de proyectos trans-disciplinarios podemos crear hacia un mejor sustento y resiliencia ecológica de comunidades rurales? ¿Cómo podemos conservar el medio ambiente y su biodiversidad en equilibrio con la producción sostenible de alimentos? ¿Cómo vincular el consumo local con la demanda global?
Co-diseño
Este proyecto, nacido en 2016, se trata también de un laboratorio para ideas donde converjan la restauración del paisaje, la conservación, la producción de alimentos. Y es a partir del año 2021, cuando se empieza a gestar la co-construcción del espacio físico para esta cocina-laboratorio. Mediante la creación de este espacio permanente y a través del diseño participativo, se da lugar a una mayor y mejor interacción e intercambio de saberes y experimentación colectiva. El lugar seleccionado es una parcela de comunal se localiza cerca del río Lacantún.
Se ha fortalecido el diálogo y la participación para la creación de prototipos temporales para lograr imaginar el futuro de dicho espacio común. Su forma de trabajo se basa en la pedagogía comunitaria colectiva, por medio de conocimientos locales constructivos, materiales ecológicos y funcionales. Creando así un jardín etnobotánico de plantas medicinales y comestibles de la región. También ha sido una plataforma para actividades y residentes, baños secos y un horno diseñado de forma comunitaria.
Talleres participativos
Para esta fase, participaron con Comunal: Taller de arquitectura bajo la visión democrática de la arquitectura participativa y la Producción y Gestión Social del Hábitat. Comunal, actúa como un acompañante integral; su visión reconoce que cualquier persona, independientemente de su contexto social. Junto a la comunidad identifican necesidades para proponer soluciones de diseño, tomar decisiones y autoproducir colectivamente su hábitat.
Comunal llevó a cabo dos talleres iniciales para compartir y reflexionar sobre los alcances del proyecto. Se establecieron premisas en torno al diseño y al proceso de autoproducción: el uso de materiales locales y sistemas constructivos tradicionales. Recuperación de la memoria constructiva del lugar a través de aprendizaje colectivo y capacitaciones. También autoproducción colectiva del espacio y la organización de un comité local de seguimiento al proyecto.
El taller de diseño participativo para el co-diseño del espacio físico se llevó a cabo alrededor de las siguientes acciones y reflexiones:
- Identificación del emplazamiento adecuado dentro de la parcela por medio de mapeo. La cocina debe conservar la vista al río Lacantún, así como la disposición y el diseño a tomar en cuenta los vientos y el asoleamiento de la parcela. Y el proyecto deberá ubicarse en el primer nivel del terreno para que pueda ser seguro para niñas y niños.
- Análisis tipológico para selección de la forma más adecuada para el espacio. “…el resultado derivó en la elección por consenso de la tipología «culata» (techumbre a cuatro aguas con estructura de madera y palma) por ser: adecuada para el clima cálido y las lluvias del lugar; resistente a los vientos y viable para un proceso de aprendizaje colectivo, óptima para la eficiencia de materiales y estéticamente adecuada para los deseos de los habitantes.”
- Dimensionamiento 1:1 de los espacios para elegir las medidas adecuadas para el proyecto.
- Investigación participativa sobre los sistemas constructivos locales y los procesos involucrados en la producción del espacio.
Co-construcción
Se tiene como prioridad la ejecución de su autoproducción, por medio de ejercicios colectivos previos. Éstos permitirán detallar, planear y validad las propuestas a las que se llegó en los ejercicios participativos previos.
De forma paralela, las y los integrantes continuarán con su labor de investigación activa y participativa sobre las formas de habitar Loma Bonita; de acuerdo con la memoria histórica del lugar narrada por su arquitectura local. El proyecto ha sido galardonado con distintos reconocimientos como el Holcim Foundation, finalista en el Global Challenge 2021 de Architecture in Development.
Cocina CoLaboratorio fue el proyecto ganador del segundo “Premio William Bullock 2020, USC Fisher Museum of Art + Patronato Fondo Arte Contemporáneo AC + Palabra de Clío AC”. Este proyeco no sólo se trata de un laboratorio piloso aislado que reúne saberes, prácticas y experiencias en torno al patrimonio biocultural de Loma Bonita, en la Selva Lacandona, Chiapas; sino también en otras comunidades mexicana como Santo Domingo Tomaltepec, en Valles Centrales, Oaxaca; y San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, Ciudad de México.
Algunos de las y los colaboradores, creativos e investigadores del proyecto son: Rafa Lombera, Paco Jamangapé, Oralia García, Miguel Angel Romero, Abimael Romero, Nelva Jamangapé, Rafael Gutiérrez, Autoridades y comunidad del Ejido de Loma Bonita, Comunal Taller de Arquitectura, Mariana Martínez, Emilio Hernández Martínez, Elizabeth Guerrero, Diego Hernández, Monica Jaimes, Natsuho Fujisawa y Eduardo Argueta.
Este artículo forma parte de una colaboración con el sitio web coolhuntermx y fue originalmente publicado con el nombre "Cocina CoLaboratorio: gestión social de hábitat en Chiapas".